Adrian Vadim, hijo de la reconocida peridosita María Celeste Arrarás, busca conquistar busca conquistar el mundo por su propio medio
Adrian Vadim, creció ante las cámaras de televisión con millones de personas siguiendo atentamente cada uno de sus pasos, como si fueran capítulos de una telenovela. Adrián Vadim adornó la portada de muchas revistas mucho antes de siquiera ir a la escuela, porque su historia es tan bella como su voz.
El cantante de 21 años, que se autodenomina“ruso-rriqueño cubanoamericano”, fue adoptado por la internacionalmente reconocida periodista y presentadora de televisión puertorriqueña María Celeste Arrarás cuando apenas era un bebé y hoy convertido en todo un joven cantante estrena su primer sencillo «Space», dispuesto a conquistar el mundo por su propio mérito.
Adrián Vadim se lanza a la industria musical guiado por una vocación innata y con una voz singular de la mano del compositor y productor musical Joel Someillan, ganador de dos premios Grammy Latino y quien ha trabajado con grandes figuras como Gloria Estefan, Shakira, Jennifer López, Chayanne y Ricky Martin, entre otros.
«Space» es el primero de tres sencillos compuestos por Adrián Vadim y Someillan que relatan vivencias que han marcado al joven cantante y que llevan un mensaje directo al corazón. Space habla sobre el difícil proceso de aceptar el comienzo del fin de una relación, que muchas veces surge cuando la persona amada pide “espacio”. “Todo ese dolor se refleja en el aspecto musical de «Space”, dice Someillan. «Es una canción pop suave y sentimental. Los elementos electrónicos y los sintetizadores se combinan con un riff de guitarra de jazz y una voz suave y melancólica para transmitir un mensaje de nostalgia y angustia”.
Como parte de esta colaboración, también está el impactante tema «Just Who I Am» que es un himno a la búsqueda de nuestra razón de ser, de nuestra identidad y mediante el cual tratamos de reconciliar el pasado con el presente y el futuro. En esta canción, Adrián Vadim comparte su historia personal de abandono y renacimiento con un rango vocal que le sale de las entrañas.
Y, por último, se encuentra la coqueta «Sunrise, Blue Eyes» que relata un encuentro furtivo pero inolvidable, el de un amor a primera vista entre dos jóvenes que se cruzan las miradas en un bar.