Xplorando

Conociendo Hacienda Napoles de Pablo Escobar

 

¿Cómo no recordar a Escobar pisando las que fueron sus propias tierras?

Por Johan Rosario

Qué ironía y qué verdad más extraña, Pablo Escobar tuvo tanto dinero y poder que aún muerto sigue pagando la fiesta. Es imposible no recordarlo mientras uno camina por las que fueron sus tierras, tierras que sembró de luto y terror. Cierto que del Nápoles de ‘coca’, fosas comunes y despiadados mafiosos, ya no queda nada, pero se respira hasta en el aire el recuerdo de ese ya mítico personaje, para muchos, y me incluyo, el criminal más grande en la historia de Latinoamérica y quién sabe si del mundo.

Es importante abrevar en esta fuente, conocerla con sus muchos matices, saber, por ejemplo, que figuras del tamaño de Juan Gabriel, Wilfrido Vargas, Diómedes Díaz, Alvaro Torres, y otros grandes del canto, sin apenas inmutarse, le hacían conciertos privados al señor. Para entonces no era tan mal visto codearse con ese tipo de delincuentes, sobre todo cuando pagaba hasta el doble y triple de las tarifas de estos artistas, y encima les entregaba el efectivo en un saco lleno.

Aún cuando el Estado ciertamente venció, para bien de la humanidad toda, y los jóvenes deben aprender que jamás el de Escobar debía ser ejemplo a seguir, los moradores de esta zona, los que que le conocieron y fueron beneficiados por el capo, al mencionarlo casi le brotan lágrimas de alegría y emoción.

–Ese man fue un Santo aquí en la tierra. Yo no he conocido a nadie más grande ni iluminado. Me regaló mi primera bici 🚲 y gracias a él pude ir a la universidad y teníamos en mi hogar un plato de comida caliente en la mesa. Era la bondad hecha persona. Todo eso que se dice de él son puras bobadas.. Así, sin empacho ni rubor alguno, se despidió de nosotros el guía turístico que nos apoyó durante el recorrido por la finca de casi 3 mil hectáreas. Para él, haber conocido en persona a Pablo, teniendo tan solo 13 años y estando ya el capo instalado en Nápoles con toda su ampulosidad y demenciales derroches, fiestas interminables y juergas, sigue siendo lo más grande que le ha pasado en la vida.

 

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